El consejo de familia: ¿prevención o cirugía?

Si aplicamos una analogía médica, podríamos decir que todas las familias están expuestas a sufrir posibles “enfermedades” y “lesiones”. Si además hablamos de una familia propietaria de una empresa, el perímetro de estos riesgos se amplía considerablemente.

Y es que ninguna familia empresaria puede sentirse “inmune” a estas dolencias.

Infravalorar los riesgos es peligroso, porque a veces pueden convertirse en serios problemas, enquistarse y derivar en conflictos que ponen en peligro la continuidad del legado empresarial.

¿Quién tiene que ocuparse de gestionar estas dolencias o riesgos?

El Consejo de familia es el foro adecuado, que actúa como mecanismo y motor clave para desarrollar la “prevención” necesaria para proteger a la familia de la empresa, y a la empresa de la propia familia propietaria.

Infravalorar los riesgos es peligroso, porque a veces pueden convertirse en serios problemas, enquistarse y derivar en conflictos que ponen en peligro la continuidad.

Por tanto, la “receta” infalible para tener una empresa familiar saludable está clara:

  • poner a trabajar cuanto antes al Consejo de familia para “cuidar” a todas las personas
  • “prevenir” para proteger la “salud” de la familia de estas “patologías”
  • y así poder traspasar una empresa “sana” en las mejores condiciones cuando llegue el momento.

Leer artículo completo en el blog de Empresa familiar del IESE.

Foto de Derek Finch en Unsplash

 

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