Familia empresaria: el núcleo que da estabilidad y continuidad a la empresa familiar

En toda empresa familiar, la familia propietaria actúa como núcleo accionarial de referencia. Es la encargada de definir el propósito de la empresa y de transmitir los valores familiares, transformándolos en valores corporativos. Además, aporta unidad y compromiso, dos elementos esenciales para garantizar la estabilidad y la continuidad de la empresa a lo largo del tiempo.

La importancia de organizarse como familia empresaria

Para que la familia pueda ejercer este papel central, es imprescindible que se organice de manera adecuada. Un consejo familiar es la herramienta idónea para planificar la propiedad y evitar conflictos.

Este órgano debe abordar cuestiones como la estructura de propiedad, los niveles de decisión y las formas de organizarse como familia propietaria. Incluir estos temas en los consejos familiares permite tomar decisiones con rigor y profesionalidad, fomenta la cohesión y asegura la continuidad de la empresa a lo largo del tiempo.

Educación y formación: la base para el éxito

Uno de los pilares fundamentales para fortalecer a la familia empresaria es la educación de sus miembros. Preparar a los futuros accionistas responsables—formarse para merecer lo que un día se recibirá—es clave para que puedan asumir su papel con compromiso y conocimiento.

Una familia desunida o con una formación inadecuada puede convertirse en un obstáculo para la continuidad del negocio. Por ello, invertir en el desarrollo de los miembros de la familia fortalece su rol como accionistas y también asegura una transmisión de valores y competencias esenciales para el éxito de la empresa familiar.

Es imprescindible que la familia se organice de manera adecuada para ejercer su papel central en la empresa familiar.

El desafío de la sucesión y el reparto de la propiedad

El momento de la sucesión plantea decisiones críticas sobre cómo transmitir la propiedad a la siguiente generación. Este proceso debe gestionarse con sensibilidad, teniendo en cuenta las particularidades de cada familia y de cada negocio.

Cuando hay que decidir cómo repartir las acciones entre la siguiente generación, existe un debate clásico sobre por cuál de estos criterios decantarse:

  • Repartir según la implicación en la empresa: más acciones para quienes trabajan activamente en el negocio.
  • Igualdad entre herederos: una distribución equitativa entre todos los descendientes.

Ambos enfoques tienen ventajas e inconvenientes, y no existe una solución única. Sin embargo, si se opta por un reparto desigual, es fundamental asegurar que esta decisión responde a objetivos claros y que no dañará la cohesión familiar.

Por otro lado, la gestión de la propiedad no tiene que limitar la capacidad de tomar decisiones. Nuestro sistema jurídico ofrece figuras de propiedad, gobierno y dirección flexibles que permiten combinar una propiedad diversificada con una gobernanza que preserve la unidad de mando y el enfoque empresarial.

Propiedad: entre sociedades de rama y participaciones individuales

Otro debate frecuente entre familias empresarias es la elección entre modelos de sociedades de rama y participaciones directas individuales. Cada alternativa tiene pros y contras, por lo que deben analizarse cuidadosamente las circunstancias de cada familia y de su empresa.

Lo que resulta innegociable es la necesidad de estructurar la propiedad de manera que fomente la unidad y el compromiso de la familia propietaria. Este enfoque garantizará no solo la continuidad del negocio, sino también la armonía dentro del núcleo familiar.

Foto: Canva

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