Institucionalizar la empresa familiar: el poder

Como vimos en el post anterior, institucionalizar la empresa familiar es garantía de continuidad. Porque las personas pasan, pero las instituciones perduran.

Por eso es importante establecer estructuras y políticas internas para abordar las decisiones de manera planificada, evitando la improvisación y la dependencia de personas específicas.

Es importante que la propiedad tenga claro el poder que quiere delegar y el que desea mantener.

Tener una configuración institucional implica que la propiedad familiar cuente con órganos y estructuras, tanto en el ámbito familiar como en el empresarial, con el fin de tomar decisiones adecuadas en los asuntos relacionados con el poder, el dinero y los roles de los miembros de la familia.

En este post nos centraremos en la primera dimensión: los aspectos relacionados con el poder. Es importante que la propiedad tenga claro el poder que quiere delegar y el que desea mantener.

El poder que la propiedad delega

La propiedad constituye el epicentro de la toma de decisiones y debe plantearse qué parte de estas decisiones quiere mantener y qué parte quiere delegar en el consejo de administración, que a su vez puede delegar algunas de estas decisiones en la dirección de la empresa.

El reparto concreto y transparente del poder entre los propietarios, el consejo de administración y el equipo directivo es esencial y fundamental para garantizar la continuidad de la empresa. El sistema que se use para compartir este poder debe promover la estabilidad y prevenir conflictos.

Además, el ejercicio responsable y adecuado del poder, que se delega de manera escalonada en los distintos niveles pertinentes, requiere un control y seguimiento rigurosos, así como la rendición de cuentas por parte de quienes lo ejercen.

Todo esto contribuye a cultivar la confianza necesaria en los consejeros y directivos, y a mantener un nivel adecuado de implicación por parte de los propietarios, respetando la asignación de responsabilidades en la toma de decisiones para cada uno de los órganos involucrados.

El poder que la propiedad mantiene

La propiedad puede delegar algunas decisiones, pero ha de decidir cuáles se reserva, más allá de los aspectos legales que está obligada a asumir.

Para poder ejercer este poder de forma adecuada, los miembros de la familia que son propietarios han de estar preparados para desempeñar este rol. Para ello necesitan información y formación, indispensables para la toma de decisiones responsable y eficiente.

Una propiedad cercana, estable y comprometida, y que posee un profundo conocimiento de los key drivers del negocio, crea un ambiente de confianza que facilita la toma rápida y precisa de decisiones estratégicas.

Para asegurar la continuidad de la empresa, la propiedad familiar debe transmitir estabilidad, lo que implica mantener un nivel mínimo de unidad y compromiso. En cada etapa, es importante cuestionarse si la estructura de propiedad familiar sigue siendo la más adecuada para continuar aportando valor a la empresa.

El reparto concreto y transparente del poder entre los propietarios, el consejo de administración y el equipo directivo es esencial para garantizar la continuidad de la empresa.

Es imprescindible también clarificar las necesidades y expectativas de los propietarios, que variarán en función de cada perfil y su grado de actividad, compromiso, necesidades económicas, objetivos a corto y largo plazo, etc.

Los propietarios familiares no solo deben estar en sintonía con la visión y estrategia de la empresa, sino también determinar hasta qué punto desean involucrarse en la definición y seguimiento de las mismas. Una visión clara y bien comunicada, respaldada por unas estrategias coherentes, promueve la unidad y el consenso entre los propietarios al compartir un propósito y una razón de ser para la empresa familiar.

La institucionalización de la empresa, trabajada y consensuada por todos (acuerdos y protocolos de la familia propietaria respecto a la visión y estrategia, sistemas de gobierno y de toma de decisiones en sede familiar y en sede empresarial, reparto de poder y asignación de roles, transmisión y liquidez de la propiedad, etc.) genera una propiedad estable.

Y esta estabilidad en la propiedad permite poner en valor las ventajas competitivas de las empresas familiares, como la orientación a largo plazo en la toma de decisiones, la prudencia financiera que permite un crecimiento sostenible en base a beneficios retenidos, la capacidad de realizar adquisiciones con poco apalancamiento, y una política de dividendos adecuada.

Foto de Matteo Vistocco en Unsplash

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