La importancia de la familia empresaria en la continuidad de la empresa

Las empresas familiares siempre cuentan con una familia propietaria como núcleo accionarial que marca el rumbo de la organización. Esta familia define el propósito de la empresa, transmite sus valores al entorno corporativo y aporta la unidad y compromiso necesarios para asegurar la estabilidad y continuidad de la empresa a lo largo del tiempo.

Preparación y formación: claves para asegurar el futuro

Es esencial que los miembros de la familia propietaria estén bien formados y preparados para desempeñar este papel fundamental. Una familia que no esté unida o que carezca de formación adecuada puede representar un riesgo significativo para la empresa.

La formación de futuros accionistas responsables es crítica: deben prepararse para merecer lo que un día recibirán. No hacerlo puede comprometer tanto la estabilidad como el futuro de la empresa.

Para organizar adecuadamente la propiedad y evitar conflictos entre los miembros de la familia, es fundamental contar con un Consejo de familia.

 

El reto de la sucesión

Otro tema clave es cómo organizar la transmisión de la propiedad entre los miembros de la familia. En el sistema económico-mercantil actual, el poder último radica en la propiedad, que es quien define la misión, la visión, y el sistema de gobierno y dirección de la empresa.

Cuando llega el momento de la sucesión, surge una pregunta frecuente: ¿Qué criterio seguir para el reparto de las acciones?

  • Algunas familias optan por el principio de que «la empresa es para quien la trabaja», lo que implica otorgar más acciones a los miembros que participan activamente en la empresa.
  • Otras prefieren mantener un criterio de igualdad, distribuyendo las acciones de manera equitativa entre todos los hijos.

Cada familia y empresa es única, por lo que no existen reglas universales. Antes de abandonar el criterio de igualdad, es fundamental asegurarse de que no hay otra forma de lograr los mismos objetivos sin romper el equilibrio familiar.

 

Flexibilidad en la toma de decisiones

Suele pensarse que, cuantas menos personas de la familia participen en las decisiones de la empresa, mejor. Aunque esto puede ser cierto en algunos casos, el sistema jurídico ofrece opciones suficientemente flexibles para garantizar una unidad de mando sin necesidad de excluir a miembros de la familia del proceso de toma de decisiones. Existen figuras de propiedad, gobierno y dirección que permiten lograr este equilibrio.

Otro tema de debate recurrente es el de las sociedades de rama versus participaciones directas individuales. Ambas alternativas tienen ventajas e inconvenientes que deben ser analizados cuidadosamente, ya que no existe una estructura ideal para todas las familias empresarias.

Una familia que no esté unida o que carezca de formación adecuada puede representar un riesgo significativo para la empresa.

 

La necesidad de un Consejo de familia

Sin embargo, hay algo común a todas las empresas familiares: para organizar adecuadamente la propiedad y evitar conflictos, es fundamental contar con un Consejo de familia o Owners Council, como se denomina en el entorno anglosajón.

Este órgano de gobierno familiar es una herramienta eficaz para planificar el futuro de la empresa y garantizar que las decisiones sobre propiedad y estructura empresarial se tomen de manera profesional y estratégica.

Incorporar estas tareas de contenido económico-patrimonial en las reuniones del Consejo de familia permite abordar estos temas con rigor, asegurando que las decisiones sobre propiedad, niveles de decisión y formas organizativas favorezcan la unidad y el compromiso de la familia. De esta manera, se contribuye a asegurar la continuidad exitosa de la empresa.

Foto de Johann Siemens en Unsplash

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