Errores comunes al poner en marcha un consejo de familia y cómo evitarlos

El consejo de familia, cuando está bien diseñado e implementado, es un pilar que garantiza la continuidad y cohesión de la empresa familiar. Pero a la hora de ponerlo en marcha, pueden surgir obstáculos y resistencias.

En este artículo repasamos los diez errores más comunes al implementar un consejo de familia y damos algunas recomendaciones para evitarlos, fruto de la experiencia de años trabajando con familias empresarias.

  1. Arrancar sin una base mínima de comunicación familiar

Uno de los errores más frecuentes es querer formalizar un consejo de familia sin que exista un clima de diálogo previo. Si hay temas tabú, agendas ocultas o falta de transparencia, el consejo se convierte en un espacio tenso, improductivo o incluso peligroso.

Recomendación: antes de crear el consejo, hay que trabajar la comunicación y el respeto mutuo. A veces, es necesario resolver primero conflictos pendientes o activar espacios informales de escucha.

  1. No establecer un reglamento claro desde el inicio

Sin reglas claras, no hay juego limpio. Muchos consejos fracasan porque nunca definieron su composición, qué temas se tratan o la forma de tomar decisiones. Esto genera confusión, disputas y desgaste.

Recomendación: definir el reglamento del consejo de familia, donde se establezcan claramente los límites sobre quién puede formar parte, la duración de los cargos y los temas que se pueden tratar.

  1. Tener miedo al conflicto y no saber decidir

Buscar siempre el consenso es deseable, pero no siempre posible. Algunas familias evitan votar por miedo a que alguien quede descontento. El resultado: parálisis y frustración.

Recomendación: si no se logra el consenso, hay que saber decidir por mayoría. En estos casos, es necesario votar y aceptar con madurez los resultados.

  1. No profesionalizar el funcionamiento

El consejo de familia no debe convertirse en una sobremesa ampliada. Es necesario que haya agendas, actas, objetivos definidos y un mínimo nivel de preparación. El exceso de informalidad lo convierte en irrelevante.

Recomendación: estructurar las reuniones como en cualquier otro órgano profesional. Si es necesario, buscar ayuda externa para establecer procesos.

  1. Creer que los problemas familiares se resuelven como los empresariales

El “sentido común empresarial” no siempre funciona en la familia. Los problemas emocionales requieren otro enfoque. No todo se resuelve con lógica financiera o decisiones ejecutivas.

Recomendación: ser conscientes de que el plano emocional necesita tiempos, herramientas y enfoques distintos a los asuntos empresariales.

  1. Confundir el genograma con el organigrama

En la familia hay padres, hijos, tíos, primos… pero en la empresa hay funciones, jerarquías y responsabilidades. Llevar los roles familiares al consejo sin entender la lógica organizativa puede bloquear decisiones y aumentar la tensión.

Recomendación: es importante distinguir claramente entre estructura familiar y estructura corporativa. Hay que respetar los espacios de decisión de cada órgano (empresa, familia, propiedad).

  1. Evitar la evaluación por miedo a herir sensibilidades

No querer medir avances ni evaluar el funcionamiento del consejo es una receta segura para el estancamiento. La mejora continua requiere valentía y humildad.

Recomendación: establecer mecanismos de evaluación periódica. Evaluar no es criticar: es un paso indispensable para crecer. Hay que crear un marco de confianza que permita evaluar y ser evaluado.

  1. No hablar con claridad sobre expectativas y objetivos

Muchos consejos fallan porque cada miembro de la familia espera algo distinto: unos quieren dividendos, otros buscan reconocimiento, otros participar en la gestión. Si no se verbalizan, estas expectativas se convierten en fuentes de conflicto.

Recomendación: dedicar una sesión a hablar abierta y respetuosamente sobre qué espera cada persona del proyecto familiar. Establecer claramente objetivos y prioridades.

  1. No dar continuidad al trabajo del consejo

Reunirse una vez al año sin seguimiento ni compromiso es poco efectivo. El consejo necesita continuidad, constancia y responsabilidad para ser una herramienta eficaz.

Recomendación: establecer una frecuencia mínima, preparar bien las reuniones y hacer seguimiento de los acuerdos tomados.

  1. No cerrar heridas del pasado

A veces se intenta arrancar un consejo de familia sin haber resuelto viejos conflictos, y eso es como construir una casa sobre cimientos agrietados. El resentimiento se hereda, y si no se sana, se amplifica.

Recomendación: si hay reivindicaciones pendientes, hay que dedicar tiempo a hablarlas y aclararlas. Olvidar puede ser difícil, pero perdonar siempre es posible.

El consejo de familia no es garantía de armonía por el simple hecho de existir, pero si se construye con método, conciencia y realismo, los beneficios son numerosos. Evitar los errores que hemos visto en este artículo es el primer paso para que se convierta en el espacio donde la familia empresaria pueda crecer, aprender y proyectarse al futuro.

Fuente de información:

CHINER, A. (2008). El consejo de familia: cómo se organiza y cómo trabaja. IESE, SMN-660.

Foto: Canva

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