El consejo de familia: qué es y cómo ponerlo en marcha
En el ámbito de la empresa familiar, el consejo de familia no es un simple foro de conversación: es una herramienta clave para asegurar la continuidad, fortalecer los vínculos familiares y dar forma a un sistema de gobierno coherente.
Sin embargo, no basta con tener la intención de reunir a la familia; es necesario establecer una estructura, unas reglas claras y un propósito común. En este artículo explico qué es realmente un consejo de familia y cómo establecer su reglamento de forma eficaz.
¿QUÉ ES EL CONSEJO DE FAMILIA?
El consejo de familia es un órgano representativo que se sitúa entre la familia y la empresa. Su principal función es canalizar, de forma ordenada y constructiva, los asuntos que afectan a la familia empresaria como tal, y no únicamente a la empresa en sí. Es el espacio donde se trabaja el legado, se gestiona la cohesión familiar y se construyen los puentes entre generaciones.
Cuando funciona correctamente, el consejo de familia se convierte en un espacio de escucha, de prevención de conflictos, y sobre todo, de construcción de visión compartida. Ayuda a separar los temas empresariales de los familiares, y evita que unos interfieran en los otros.
Para muchas familias empresarias, este foro representa un primer paso hacia la profesionalización del gobierno familiar. Pero su éxito depende, en gran medida, de cómo se estructura y de la claridad de sus reglas.
EL REGLAMENTO DEL CONSEJO DE FAMILIA: LA COLUMNA VERTEBRAL
Uno de los elementos fundamentales para que el consejo de familia funcione con orden y propósito es contar con un reglamento propio. Este documento define el “cómo” del consejo y también permite que todos sus miembros tengan claras las reglas del juego.
Establecer un reglamento implica responder a preguntas clave como:
- ¿Quiénes pueden formar parte del consejo?
- ¿Cómo se representan las diferentes ramas familiares?
- ¿Cuál es la duración de los cargos?
- ¿Los miembros serán remunerados?
- ¿Cómo se toman las decisiones?
- ¿Qué temas se pueden tratar en este foro?
Este ejercicio de reflexión es ya de por sí valioso. Obliga a la familia a poner en común expectativas, detectar posibles tensiones y acordar criterios que sirvan de guía para el presente y el futuro.
Además, el reglamento debe ser aprobado por la asamblea familiar y revisado periódicamente, especialmente cuando se incorporan nuevas generaciones o se producen cambios relevantes en la estructura de la familia o de la empresa.
LA IMPORTANCIA DE PERSONALIZAR EL REGLAMENTO
Cada familia es distinta. Por tanto, no existe un reglamento “modelo” que pueda aplicarse sin más. Lo adecuado es construirlo a medida, teniendo en cuenta la historia, los valores, la composición generacional y los retos específicos de cada familia empresaria.
Un consejo de familia formado por hermanos, por ejemplo, tiene dinámicas distintas a uno en el que también participan primos. Las decisiones deben tener en cuenta el momento generacional, el nivel de profesionalización, la existencia (o no) de un protocolo familiar, y el grado de relación con el consejo de administración.
Establecer el reglamento es, en muchos casos, un primer paso para hablar de temas que hasta ese momento no se habían abordado con claridad: expectativas económicas, participación en la empresa, roles de quienes no trabajan en el negocio, visión a largo plazo, etc.
EL PAPEL DEL ASESOR EXTERNO
En muchas familias, la ayuda de un asesor externo puede ser clave en este proceso. Aporta experiencia, objetividad y una visión externa que puede facilitar el diálogo y el consenso, especialmente en etapas iniciales. Además, ayuda a traducir la voluntad familiar en reglas concretas y sostenibles en el tiempo.
El asesor también puede acompañar en la preparación de las reuniones, la elaboración de las agendas y la redacción de actas que recojan los acuerdos alcanzados. Dotar de formalidad al consejo es una muestra de seriedad y compromiso.
Como hemos visto en este artículo, el consejo de familia, bien estructurado y con un reglamento claro, no solo es un espacio de gobernanza, sino también una herramienta para cuidar la cohesión, educar en la responsabilidad y construir un proyecto común. Al profesionalizar la relación entre la familia y la empresa, se protegen ambos patrimonios: el económico y el emocional.
En próximos posts seguiremos profundizando en el funcionamiento de este órgano de gobierno familiar y los beneficios que aporta a la empresa familiar.